El río Sarria nace en la
Sierra del Oribio (Lugo), y tras atravesar diversas poblaciones, como
Triacastela o Samos, alcanza la villa que le da nombre y donde se localizan “Las
Aceñas”, el tramo que describimos ahora.
El río Sarria serpentea
recorriendo las Aceñas encañonado entre montes y rodeado por un frondoso bosque
autóctono. Consciente de la belleza del
recorrido, años atrás el concello adecuó la orilla del río para realizar
senderismo. Se adecuó el sendero, y en las zonas de transito complicado o
peligroso se construyeron pasarelas y escalinatas de madera. El resultado es un
sendero circular de muy fácil tránsito muy frecuentado por los sarrianos.
No obstante, el acceso al
sendero puede ser complicado, no porque esté en un lugar difícil, sino por la
carencia de señalización para llegar hasta él. Mi consejo es que, una vez que
lleguéis a Sarria, dejéis el coche frente al cuartel de la Guardia Civil, en la
Rúa Castelao. Mirando al cuartel, a mano
derecha tenéis una calle. Seguidla, pronto se transformará en un sendero de
tierra que, en unos cientos de metros os acercará al que quizá es el inicio del
sendero, pues no está claramente definido.
El sendero está
señalizado con flechas de madera y es muy fácil de seguir. Forma un recorrido
circular que pasa por varios molinos y da la vuelta en el puente de Fafián.
En el siglo pasado, el
río Sarria tenía fama de truchero. Hoy, como a casi todos los cursos fluviales,
la presión de los pescadores, las sequías de los últimos años y el deterioro de las aguas para le pasa factura. No obstante, la naturaleza que rodea este
tramo del río es de una belleza casi virginal. Los alisos abrazan al río mientras
que el bosque de robles y castaños se eleva sobre sus orillas. En las zonas en
que el río discurre sin prisas, el silencio puede ser sorprendente.
En cuanto a la fauna de
la que podemos disfrutar en nuestro recorrido destacan principalmente las
truchas, que podemos observar desde los puentes. También son fáciles de ver el mirlo acuático
y la lavandera. Si tienes suerte te cruzarás con alguna garza real, un martín
pescador o un cormorán. Mas difíciles de
ver son las nutrias, pero haberlas, hailas; yo, al menos, las he visto en dos ocasiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario